Hoy es un día especial por todo el quiebre que significó en nuestra historia reciente y porque abrió la posibilidad de construir una Argentina. Sin la resistencia que hubo durante años hacia tanto saqueo quien sabe que hubiera sido de todos nosotros y de todo este territorio que llamamos Argentina.
Lamentablemente los que cayeron el 19 y 20 de Diciembre aún no tienen el reconocimiento del gobierno nacional que se merecen para poner también en este tema las cosas en orden o en su justo lugar si ustedes prefieren para no llamar a los amigos del gatillo fácil y de la represión.
Lamentable decíamos y esperamos que se remedie porque no fueron fantasmas, ni punteros del PJ los que enfrentaron como en tantas otras oportunidades a la policía federal asesina sino compatriotas y mayormente jóvenes esos mismo de los que hoy todos se llenan la boca.
Hubo un tiempo no muy lejano en el que la política exigía bastante más compromiso que sentarse detrás de un sillón, aunque se lo haga con las mejores intenciones.
Por eso a ellos va nuestro homenaje y como parte del mismo compartimos con ustedes una reflexión de un amigo que motivó estas líneas:
El otro día escuchaba a una funcionaria del gobierno nacional diciendo que recien en el 2003 encontró un lugar donde participar y entusiasmarse, que en los 90 y hasta ese momento era la nada misma. Una clara definición de los que asocian la militancia y la participación con los cargos en la gestión pública, algo muy de moda hoy. Yo siempre recuerdo ese 19 y 20 con mucha emoción, no con tristeza, porque fue como estar adentro de un libro de historia en una de las páginas de progreso. Porque en los 90 había tambien donde estar, en la calle, no firmando la venta de YPF, no bancando al cabezón, no bancando al chacho. Que pena que se lo hayan perdido.
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