Mientras algunos se apuran en despegarse de los hechos y adjudicar todo a la herencia del ajuste hay una verdad más palpable en la calle, en nuestras cabezas y en nuestros corazones: ¡Háganse cargo!
Pareciera que fueran una novedad los millones de trabajadores tercerizados bajo pésimas condiciones laborales: sin ART, sin cobertura médica, sin representación sindical y sin derecho al pataleo cuando son echados.
Pareciera también que fueran una novedad las patotas sindicales al interior de
Pareciera que fuera una novedad
Pareciera que todo esto fuera una novedad, pero no es así. Todos lo sabemos.
En el país del club de la alegría conviene mirar para el costado, echarle la culpa a Duhalde y mostrarse indignado por Twiter.
En el país del club de la alegría todo es cálculo electoral, ver con quien juega cada uno para saber si matarlo o encubrirlo.
En el país del club de la alegría muchos periodistas que juegan de críticos esperan a ver qué dice Néstor para saber qué es lo que hay que decir.
En el país del club de la alegría pareciera que calentarse con la mediocridad, que mostró en este tema el gobierno, es hacerle el juego a la derecha. ¿Será así?
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