Esas no parecen ser las palabras que debe haber estado esperando Mauricio de su Papá Franco, pero lamentablemente para él, lo son.
Claro que dice que es inocente y que pondría las manos en el fuego por él, pero al mismo tiempo echa por tierra la principal estrategia de su primogéito para defenderse de los costos de su loca idea de jugar a los espías. Ahora a quien le va a echar la culpa?
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