
Enviado a nuestra redacción itinerante por Julián, nuestro amigo maradonólogo
“Jugó, venció, meó, perdió” De esta manera comienza Eduardo Galeano su relato sobre nuestro barrilete cósmico, aquel que dejara desparramado a medio equipo inglés allá por el ´86, hablamos de Diego Armando Maradona ¿Quién otro sino?
El gran escritor uruguayo, en ese relato del muy buen libro “Fútbol a Sol y Sombra” hace referencia a la despedida del mundial ’94 del pelusa en tierras yanquis, que dejara la mas triste de las frases maradonianas, “Me cortaron las piernas” en alusión a la sanción aplicada por
Hoy pasaron 16 años de aquel episodio, un poco más de una década y media suspendidos, como si estuviéramos en pausa; para ser más específicos aún: 3 mundiales donde nos faltaba algo, donde faltaba ese fuego sagrado, donde faltaba la sonrisa irónica, pícara de aquel pibe de Fiorito que se enfrenta a los poderosos; aquel pibe, ya hombre que no tiene ningún tipo de miedo en subirse a un tren a decirle a Bush, que se vaya con su ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) al carajo; junto a Evo, Chavez y todo un estadio bajo la lluvia marplatense.
Faltaba el Diego de la gente en los mundiales, aquellos que nos criamos con sus gambetas y pases mágicos no podemos entender el paso del tiempo, nos resulta como una patada del férreo defensor vasco Goycoetchea no poder seguir viendo las grandes jugadas realizadas por Diego; verlo en el banco del seleccionado es una caricia a tanta espera, claro está que no es lo mismo, pero la magia está. La magia que funciona como contagio hace que este mundial no sea un mundial mas, solo por el hecho que el que dirige esta orquesta es Maradona.
Jugó, venció, meó, perdió… volvió y pase lo que pase ya ganó.
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