miércoles, enero 20

Las preocupaciones del niño Mauricio



El Jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, mantiene a rajatabla su estrategia para intentar recuperar terreno de cara a las elecciones de 2011, la cual, básicamente, consiste en despegarse lo más posible de los escándalos que afectan a su gestión para concentrarse en la coyuntura nacional.

Así, no hay día que el hijo de Franco no haga alguna declaración altisonante frente a los micrófonos en torno al conflicto por el affaire Redrado-BCRA; al bochornoso rol de Julio Cleto Cobos como Vicepresidente de la Nación y líder de la oposición; las eventuales implicancias para la región del triunfo del multimillonario liberal Sebastián Piñera en Chile; o cualquier otro tema que tenga alguna incidencia en la política del país.

Desde ya que el ex presidente de Boca, como cualquier otro ciudadano, tiene todo el derecho para verter sus opiniones sobre el tema que le plazca.

El problema es que gracias a (o por culpa de) los votos de los porteños/as Mauricio es el Jefe de Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cargo que, a juzgar por su escaso compromiso para resolver los conflictos que aquejan a los ciudadanos/as, parece no recordar que ocupa.

De esta manera, por ejemplo, mientras Macri se hace el boludo y habla sobre cualquier cosa, no da explicaciones (y tampoco se las piden sus medios de desinformación amigos) sobre la grave situación de contaminación que atraviesan los habitantes de la villa 20 de Lugano, en emergencia hace más de un año (sobre la cual informa el portal Diario Z); o sobre la situación de los trabajadores de la salud del Hospital de Maternidad Sardá, quienes hoy realizan un nuevo paro en reclamo de mejoras salariales (información que encontramos en el portal ADN Ciudad).

Al parecer, desde la perspectiva macrista, todos estos temas son menores, casi intrascendentes, al lado del sueño/deseo del niñito Mauricio de calzarse la banda presidencial.




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