jueves, enero 14

Conflicto en el BCRA y reforma política


Si bien todavía falta mucho, de cara a las elecciones de 2011 el radicalismo se siente cada vez más esperanzado. Siente que, lo que en diciembre de 2001 parecía imposible, ahora no lo es tanto.
De la mano del inefable Julio César Cleto Cobos, recuperó un candidato con buena imagen a nivel nacional. A la vez conservó (nunca una palabra más atinada) buena parte de su caudal electoral en la provincia de Buenos Aires y en algunas provincias.
Claro que, por un lado, la interna radical aún no está definida (habrá que ver cómo se posiciona Ricardo Alfonsín (h) en los meses que vienen); y, por el otro, cómo se resuelve la interna peronista de cara a las elecciones, si es que se resuelve.
Sea como fuere, los radicales hoy se permiten soñar con algo que hasta hace tan sólo dos años era una mera fantasía: que un correligionario vuelva a calzarse la banda presidencial.
Allí estriba su cambio de postura de cara al conflicto por la remoción de Martín Redrado al frente del Banco Central.
En escasos días, los figurones del radicalismo como Gerardo Morales y Ernesto Sanz, pasaron de defender a rajatabla al fiel representante del neoliberalismo y los sectores más concentrados de la economía, a prácticamente, soltarle la mano.
Queda claro que a los radicales no les interesa discutir el tema de fondo, esto es, la legitimidad o no de la deuda externa, el uso de los recursos del Banco Central, etc., sino tan sólo erosionar lo más que puedan al Gobierno nacional pero, al mismo tiempo, quedar bien con el establishment económico.
Algo similar ocurrió hace unos meses con el reclamo de bajar las retenciones. Mientras estuvieron en campaña, los radicales vociferaron en cuanto micrófono tuvieron delante que el Gobierno debería reducir el monto de las mismas. Sin embargo, luego del 28 de junio pasado, comenzaron a morigerar sus pretensiones y tomar distancia de los “gordos” de la Mesa de Enlace y sus reclamos más ambiciosos.
Tanto es así, que no les resultó para nada fácil ponerse de acuerdo sobre quién ocuparía la presidencia de la Comisión de Agricultura en la Cámara de Diputados.
También en aquella ocasión, fieles a su centenaria costumbre, prefirieron evitar la discusión de fondo, esto es, el tipo de modelo productivo del país, la redistribución del ingreso, los graves problemas que genera la tendencia hacia el monocultivo y la sojización del país, y eligieron conservar el estatus quo.
Todo esto demuestra los límites que impone para una política democrática y transformadora la vigencia del bipartidismo. Ese mismo bipartidismo que pudo sobrevivir a la crisis política que estalló en 2001 y que saldrá fortalecido con la reciente ley de reforma electoral sancionada por el Congreso nacional con los votos de radicales y peronistas.



1 comentario:

Javier dijo...

Asi es , el propio Kirchner se encarcelo con la reforma politica dentro del PJ impidiendo el crecimiento de una nueva fuerza trasformndora que lo tuviera como lider . Y es increíble que un partido que tan desastres hizo en los ultimos años haya sobrevivido y hoy creoq eu puede volver a gobernar . Increible falta de memoria
Abrazo