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Lo que a simple vista parece una tarea sencilla, en realidad requiere de una dedicación digna de un maestro zen. En efecto, para preparar un buen café nada mejor que batirlo y batirlo con esmerada paciencia.
Porque sólo así se logra el punto justo que hará las delicias de quien nos pidió "un cafecito"...
Si te interesa quedar bien y querés aprender más acerca de este arte milenario, ya sabés dónde encontrarnos...
1 comentario:
Fantastico, tambien la escupidera,jeje
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