miércoles, agosto 31

Software Libre ¿Por qué?



Por Pascual Calichio, docente de Comunicación III y miembro de FARCO

Es imprescindible, en primer término, recordar que el conocimiento es un bien común desarrollado en provecho de toda la humanidad. Sería descabellado imaginar que el teorema de Pitágoras, la escala mayor natural de notas musicales, los primeros auxilios o las reglas básicas de manejo de un automóvil sean patrimonio exclusivo de una persona física o jurídica que lo patentó, y por lo tanto cobre un canon por el derecho su uso.


En línea con este planteo, en el momento en que una persona formula una secuencia de instrucciones para que en su conjunto ordenen a una computadora llevar a cabo una tarea determinada, es decir, desarrolle un programa, está generando conocimiento. Estas instrucciones componen lo que se conoce como código fuente de una aplicación. Sin embargo, en la actualidad nuestra primera afirmación es vulnerada por empresas que desarrollan software vendiendo licencias para su uso, impidiendo su reproducción, pero principalmente, denegando el acceso al código fuente, lo que nos permitiría conocer su funcionamiento interno y tener la posibilidad de mejorarlo y adaptarlo a nuestras necesidades. Es lo que comúnmente conocemos como software privativo. 

En tiempos en que la informática es parte fundamental de nuestra vida personal, social, profesional e institucional, promovemos el modelo que nos ofrece el software libre. 

El software libre permitiría a nuestras instituciones públicas contar con aplicaciones desarrolladas en función de sus necesidades y saber qué es lo que sucede con la valiosa información que manipulan, desarrollando sistemas seguros. En el área de la educación, generaría nuestra propia usina de conocimiento científico pensada en un modelo de nación, dándole protagonismo a nuestras universidades públicas. Protagonizaría una verdadera revolución educativa y tecnológica ya que la formación en el campo de la informática no se limitaría al aprendizaje del uso de aplicaciones desarrolladas por un fabricante privado del cual dependemos, sino que se profundizaría el acceso común al conocimiento permitiendo por otro lado enriquecerlo, reformularlo y hasta modificarlo si es necesario. Dejaríamos de ser simples usuarios para dar nuestro aporte de manera comunitaria. Esto último, nos facilitaría profundizar los avances en áreas sensibles como la salud pública. Por otro lado facilitaría la tarea de innovar tanto en la industria como en el campo, de manera inclusiva. Impulsaría el acceso a más fuentes de trabajo calificado de manera mucho más diversa. 

Hoy en día este modelo planteado ha sido puesto en práctica de manera comunitaria en todo el mundo, incluso en Argentina, compartiendo el conocimiento generando avances realmente destacables. Incluso en países como Venezuela, Brasil y Ecuador, o sin ir más lejos, la provincia de Santa Fe, se ha impulsado decididamente como política de estado. Creemos que es necesario darle impulso desde el Estado Nacional, como un escalón más para ser libres en los tiempos que corren.

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