La politización de nuestra sociedad y particularmente de los jóvenes es un proceso abierto y en crecimiento. Algunos podrán afirmar que ha sido el ex presidente el principal impulsor de la misma y otros diremos que, si bien ha sido indiscutible su aporte, se trata en cambio de un proceso que viene desde hace bastante tiempo atrás, tal vez para ser justos con lo que ha hecho cada uno por nuestra historia reciente, podríamos decir que data desde aquellos primeros piquetes del sur que empezaron a romper el espejismo neoliberal. De ese modo fue que se llegó al histórico Diciembre de 2001 y tras haber recorrido también algunas importantes experiencias como las del FRENAPO de la CTA o la consulta contra el ALCA por poner sólo algunos ejemplos destacados.
Lo que siguió después y que todos hemos visto ya sea durante el conflicto de los secundarios, en las facultades, en la movilización por el esclarecimiento de Mariano Ferreyra y en los funerales de Kirchner, es la movilización y participación activa de un nuevo actor social que vuelve a la vida política con nuevos aires y renovadas fuerzas. Es por eso, que este proceso, entendemos, tiene raíces profundas y va a ser persistente ante los vaivenes de la política institucional porque tiene precisamente raíces que van más allá de ella.
Es por esa razón y sólo por ella, que los recientes papelones que nos entregan algunos responsables del oficialismo y de la oposición parecieran no ser más eso: un triste papelón.
En cuanto al oficialismo porque ha dejado al descubierto una vez más la infinidad de recursos de cooptación y su lamentable utilización por parte del mismo para la compra de voluntades, lo cual no necesariamente quiere significar que estemos en presencia de actos de corrupción tal como se los conoce normalmente, tales como el enriquecimiento de funcionarios-aunque no convendría descartarlos de antemano tampoco, sino de ventajas crediticias, promesas de inversiones por ejemplo para algunas intendencias o provincias y porque no también vale la pena recordar lo sucedido con Menem, quien sigue en libertad a pesar de todos los pronósticos y promesas y claro que también vale la pena recordar siempre a Borocotó.
También vale la pena dedicarle alguna línea al ex UCEDË Boudou y su negación de la redondez de la tierra, de que la redondez afecta a los pobres y sus duetos desafinados con el Vicepresidente del club Quilmeño que viera agredidos a sus jugadores por los barra bravas de siempre y hasta con Moyano.
Por otro lado, en el bando de la oposición también colaboran con lo suyo para sembrar el tedio y la desesperanza por sus cacareos inconducentes sin aportar ningún dato serio que pueda dar sentido a sus denuncias aireadas. Dando lugar a que reconozcamos la profundidad del problema con la frase inolvidable que ha dejado Rossi durante el funcionamiento de la comisión, algo así como: "para hablar hay que tener el culo limpio".
Evidentemente en este juego que es la política, el cachetazo lo hemos sentido todos porque años de esta partidocracia han dejado su huella y para avanzar en un proceso de profundización de los cambios, muchos son los que tienen el culo muy sucio.
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