martes, octubre 12

La venganza del cordero atado


“Con un panorama tan cruel, tan inhumano, con tan poca perspectiva a futuro, con la idea de salir de caño hecha carne y de disfrazar con un par de nikes nuevas nuestra eterna pobreza, con el odio que recibimos diariamente de la televisión y de la gente.¿Cómo quieren que no haya inseguridad?”

Esas palabras pertenecen a César Gonzalez, pero las piensan y las sienten muchísimos pibes. César tiene 20 años y salió a principios de 2010 en libertad, luego de estar cinco años privado de su libertad.

Durante su encierro decidió torcer de rumbo y de la mano de profesores del Instituto Belgrano, de Luis Mattini, de soñar con las historias de Rodolfo Walsh y de armarse de voluntad encontró una salida al encierro y al destino en la escritura.

A principios de este año sacó un libro que lleva por nombre el título de esta nota y lo firmó con el seudónimo de Camilo Blajaquis, el mismo que usaba cuando escribía desde el encierro, como un reconocimiento compartido al comandante de la revolución cubana y a un militante histórico de la resistencia peronista retratado en “Quien mató a Rosendo”.

El ejemplo de César puede ser visto como la excepción a la regla o como una pequeña luz de esperanza que de existir voluntad política podría ser más grande y luminosa, pero lo cierto es que está y algo alumbra o dice.

Lamentablemente hasta el momento la historia se dirime entre quienes hacen fila en los noticieros proponiendo endurecimiento de las penas para los jóvenes o la vuelta del servicio militar y la inacción oficial que tolera la corrupción policial con su comprobado reclutamiento de pibes para robar o su complicidad con la venta de Paco.

Hay otra historia pero hace falta iluminarla con el ejemplo y las palabras de César:

-Hay mucha resignación. Hay un montón de pibes que se quieren rescatar pero tienen que tener la oportunidad. ¿Cómo hacen sino?

Por suerte en nuestro pueblo hay muchos César. En vez de caminar más rápido hay que saber escucharlos

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