miércoles, junio 23

Trata


Un allanamiento que fue una farsa.
La Justicia no desbarata las redes de trata de mujeres y niñas en la Ciudad de Buenos Aires. Hay operativos irregulares y una contemplación
pasiva de los hechos por parte del poder político, algo que favorece el funcionamiento de una de las cajas negras más grandes de la Policía
Federal.
Por Lucas Schaerer

En el volantito se podía leer: “Limpieza con cama adentro”. La dirección: avenida General Paz 10610, casi esquina Rivadavia. Las ansias de cobrar su primer sueldo la impulsaron. El lugar estaba junto a una pizzería, frente al destacamento Nº 9 de la Policía Federal, en pleno Liniers y muy cerca de la iglesia de San Cayetano. Cientos de personas transitan a diario por allí. Nada resultaba extraño o atípico.
Se encontró frente a dos puertas. Volante en mano, se decidió por la derecha. La atendió una señora muy bien arreglada. La hizo pasar y le dijo que la paga por jornada sería de 100 pesos. Aceptó, y la señora, madura ella, le entregó un uniforme de mucama. Limpió por donde le indicó. Las horas pasaron rápido y con alegría. Había conseguido un sueldo para ella y su criatura. Se cambió decidida a regresar a su casa con la frente en alto.
Pero su sueño se hizo imposible. Un golpe fue la bisagra al infierno de la esclavitud sexual. Desde entonces no recuerda cuánto tiempo duró su
encierro prostibulario. Las drogas, las violaciones de borrachos y drogados y las golpizas calaron en ella. Son una herida aún no cicatrizada.
No fueron ni la Justicia federal ni la fiscalía, ni menos aún la Policía Federal Argentina quienes la ayudaron. Fue ella misma, con su voluntad casi quebrada, quien escapó del antro. Desde el interior del opaco prostíbulo, la luz de la mañana dejaba traslucir a un patovica sentado en la puerta y, detrás de él, la policía en el destacamento.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Opino que es una mierda que pasen estas cosas. No me puedo ni imaginar lo que es vivir una cosa así. Lo que si se como mujer, es que tenemos que andar siempre con miedo. Si buscamos laburo vivimos tomando precauciones para que no nos pase algo así, Es una locura que pase esto. Y más es que sigamos comodos en nuestras casas mientras miles de mujeres viven este infierno. ¿Cuándo vamos a decir basta?

Anónimo dijo...

Y otras cosa: por lo que le toca a la policía: simplemente no creo en ellos.