miércoles, junio 9

¿Matrimonio Gay?


Llegó esta nota a nuestra redacción y nos pareció interesante entre otras cuestiones porque aporta aspectos históricos y conceptos que hacen a la práctica de la diversidad sexual hoy tan en boga a partir del tratamiento del matrimonio entre personas del mismo sexo y la posible aprobación del mismo. Enhorabuena

Hola Compañeros:
Formo parte de Hojas de Trébol, Colectiva de Género y Diversidad Afectivo-sexual, un espacio de comunicación alternativa y militancia feminista integrado sobre todo por estudiantes de comunicación, psicología social y otras carreras en la ciudad de Tucumán. Publicamos mensualmente una revista con el mismo nombe de la agrupación.
Varios/as compañeros/as militan también en Sur, aunque no estamos ligados orgánicamente a ninguna organización partidaria, y más allá de eso, la corriente con que más nos identificamos es la izquierda nacional, popular y latinoamericana.
Los discursos de los medios grandes y pequeños en torno a la temática sexo-genérica y al matrimonio en particular, vienen siendo y son objeto de debate en nuestra agrupación.
Los discursos tienen el poder de instalar realidades y de invisibilizarlas, de ocultar cuerpos e imponer estereotipos.
Los medios han instalado con éxito la expresión reduccionista "matrimonio gay" para referirse de una manera incompleta e inadecuada a aquello por lo cual estamos peleando: la libertad de todas, todos y todxs a formar pareja y familia sin importar el sexo, género, orientación sexual y preferencia erótica de lxs contrayentes.
Si han podido hacerlo, es porque primero han instalado la noción reduccionista de "gay" como falso sinónimo de diversidad sexo/genérica. Lo "gay" ni siquiera es sinónimo de homosexualidad masculina ya que remite a una subcultura basada en formas históricas concretas de vivir la homosexualidad, en contextos geográficos, económicos y socioculturales concretos: U.S.A. y otros países dominantes que cuentan con poder material y simbólico suficiente como para imponer sus polìticas y sus producciones culturales hegemónicas a países dependientes como el nuestro.
El movimiento por la liberación homosexual es muy anterior al movimiento gay, en Latinomérica existía mucho antes de que lo "gay" fuera importado desde U.S.A. y de eso puede dar fe la historia de organizaciones de personas diversas que de ningún modo se llamaban "gays" a sí mismos/as, ya desde los años 60. Cualquiera que tenga más de 35 años, haciendo un poco de memoria podrá recordar el momento exacto en que incorporó el monosílabo yanqui "gay" a su vocabulario_como sinónimo, hay que aclarar, SOLO de varones homosexuales_allá por los `80s. y sus raros peinados nuevos.
Antes se decía simplemente homosexual, y por supuesto la larga lista de términos denigrantes, misóginos y machistas:"puto", "trolo", "maricón", etc. El tèrmino "gay" tiene en sus orígenes una historia similar de sordidez y discriminación, y carga con un significado que muchxs de nosotrxs no asumimos como propio, se asocia, como no puede ser de otra manera, al contexto en que surgió y que lo marca con una serie de rasgos distintivos. Se asocia lo "gay" inmediatamente a la cultura del boliche, la nocturnidad y la frivolidad. Y la decadencia, el mariconeo, etc.
Hablar de organizaciones "LGTB" en la Argentina de hace cuarenta años no sólo es anacrónico ya que por ese entonces en ninguna parte existía el movimiento LGTB, que surge bien entrados los `90 como derivación del movimiento gay, de las lesbianas no feministas y del auge de la polìtica trans, con fuertes influencias del movimiento queer, sino que desconoce la especificidad latinoamericana y nacional de esos movimientos de homosexuales, lesbianas, bisexuales y trans que sí existían en estas tierras del Sur y muchxs de cuyxs militantes fueron masacrados o perseguidas por las dictaduras.
Hablar de "comunidad homosexual", de "los y las gays", de "argentinos y argentinas gays", etc. es como eso de "EL HOMBRE", sinónimo de la humanidad. Nos oculta a las lesbianas, bisexuales, travestis, trans, etc.
Lesbianas, bisexuales, trans, travestis, NO SOMOS "GAYS". Tenemos nuestras propias identidades y son tan válidas como cualquier otra, y además las opciones no se reducen a los rótulos que podamos fabricar, son construcciones socioculturales en las que los sujetos intervenimos activamente y que de hecho modificamos. No es más "hetero u homo", "activo o pasivo", n siquiera "hombre o mujer". Por esta razón consideramos que no tiene sentido hablar de mayorías y minorías sexuales, sino de sexualidad hegemónica: la heterosexualidad que sigue planteándose y haciendose valer como LA NORMA, Y SEXUALIDADES CLANDESTINAS, OCULTAS, REPRIMIDAS, que cuando se asumen como identidades polìticas se convierten en sexualidades disidentes, subversivas. De ahí que una ley que equipare los derechos en cuanto al matrimonio, si se aplica y se tiene la voluntad politica de no quedarse en eso sino de llevar a cabo toda una construcción y una lucha cultural y política, va a servir para desnaturalizar la heterosexualidad, para ampliar en definitiva las libertades de todas y todos. Es una ley para toda la población, no para una minoría. Cualquier persona va a poder casarse y tener hijos e hijas con alguien del mismo sexo si esa es su elección. A CUALQUIERA LE PÙEDE PASAR.

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