No se nos quería pasar de largo un nuevo escándalo en la Ciudad de Buenos Aires para agendar y seguir de cerca.Se trata nada más y nada menos que de un acto flagrante de censura a cargo de la ya bastante manchada cartera de Educación, la misma que contratara, inexplicablemente, al espía Ciro James.
El tijeretazo fue sobre los contenidos diseñados por especialistas para la formación de los estudiantes en relación al Bicentenario y como era de preveer, las quejas, berrinches y posterior pedido de recorte estuvieron a cargo del joven Bergoglio manos de tijera con el aval del monaguillo Bullrich.
Obviamente, como gusta hacer la Iglesia todo queda en el secreto de los santos pasillos...
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