domingo, octubre 25

24 Encuentro Nacional de Mujeres Crónica de una participante


Entre los días 10 y 12 de octubre de 2009 se realizó en la provincia de Tucumán el 24º Encuentro de Mujeres el cual reúne a mujeres de todo el país, el cual tuvo como consigna: “Cada mujer que participa algo cambia”.
Luego de los debates en comisiones, bajo la modalidad de talleres abiertos y con más de 25 temáticas relacionadas con las cuestiones de género, el encuentro convocó a una marcha de cierre, la cual se llevó a cabo el día domingo contando con la presencia de mujeres y hombres de diversas edades, razas y color. También de distintos grupos sociales, colectivos de reflexión y partidos políticos.
Bajo los cánticos “Qué momento, qué momento, a pesar de todo les hicimos el Encuentro”, se caminaron más de 20 cuadras pasando por diferentes puntos claves. Uno de ellos fue el Arzobispado, en donde nos esperaba una guardia de más de 300 hombres, entre fieles y policías, adultos y jóvenes. Nos querían provocar rezando el rosario y portando carteles que decían: Tucumán Sí a la vida (y la imagen de un bebé). No faltaban en lo alto de sus brazos, crucifijos que parecían estar exorcizándonos a todas las mujeres que estábamos marchando, “las abortistas”, como nos suelen decir.
También pretendieron tapar los cantos con campanadas que sonaban sin cesar para evitar los gritos que con mucho ovario pudimos sostener. Cuatro santos que se encuentran frente al templo estaban cubiertos de nylon, cual preservativo (forro) que la Iglesia misma rechaza.
Nada de esto impidió que las mujeres les gritásemos en la cara: “Saquen sus rosarios de nuestros ovarios”, “Si el papa fuera mujer el aborto sería ley”, les reclaman,“basta de patriarcado y que me digan lo que hay que hacer, quiero ponerme un forro y con alegría poder coger”.
La ciudad se venía preparando para este encuentro. Afiches pro vida. Edificios con banderas papales colgadas de los balcones de los departamentos. En las misas impartidas días previos se alertaba la presencia de “esas mujeres abortistas” a las que los fieles debían estar preparados para enfrentar en esta vieja, por antigua, y desigual “guerra”.
“Guerra” que la Iglesia nombra y apostamos a ganar no solo aquellas mujeres “abortistas, feministas, percantas amuradas” sino todas las mujeres que necesitamos un aborto seguro, gratuito y legal, para poder terminar con la muerte de más de miles de mujeres que no acceden a un aborto en condiciones y que arriesgan sus vidas. En Argentina mueren más de 400 mujeres por abortos clandestinos al año. Frente a esta realidad, son las mujeres de los sectores más empobrecidos las que mueren porque que no pueden pagar su atención en clínicas y con médicos apropiados.
Queremos y necesitamos decidir sobre nuestro propio cuerpo, nuestra vida y nuestra maternidad.
La iglesia en esto, siempre dio vuelta la cara, señalando, por ejemplo que una mujer víctima de una violación es en realidad la que “provocó esa situación”, como si nos gustara que nos violen… que nos abusen y que dispongan de nosotras como cosas. No queremos más abortos clandestinos.
Si para la Iglesia, esto es una guerra, bienvenida entonces. Cada año miles de mujeres y de hombres van a enfrentarse a esta iglesia y sus retrógradas ideas.
Seguirán habiendo muchos más encuentros nacionales de mujeres con esta consigna hasta que se entienda que somos nosotras las dueñas de nuestro cuerpo.

4 comentarios:

Javier dijo...

Gracias x el aporte. Igual me parece que hay mucho estereotipo y lugar comun tanto en la mirada del feminisimo puro como en sus conductas. si no, basta con ver la foto, todas vestiditas iguales...
saludos
muy bueno el blog

Flor dijo...

Me parece que hay mujeres católicas, como yo, que estamos de acuerdo con brindar un aborto seguro a las personas que menos recursos tienen y también, estamos luchando día a día para sensibilizar y transmitir (a través de talleres de educación sexual) las medidas aticonceptivas. Creo que la ley que asegure el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, además de garantizar asepcia y cuidado en el aborto... debe acompañar a la mujer en su embarazo no deseado para que pueda elegir libremente. No nos olvidemos que muchas veces nuestras parejas nos impulsan a abortar y hasta nuestros padres o mismo la sociedad!!! hay que generar ayuda a quièn desee seguir con su embarazo y a quién quiere abortar!!!

Lucia dijo...

"Rosa" (nombre de fantasía para proteger a la protagonista) se me acerca un día llorando. Casi no nos conocíamos, pero imaginaba que yo (por ser trabajadora social y amiga de una amiga) podría llegar a ayudarla. Me cuenta que estaba embarazada de su sexto hijo...y por sexta vez ejercía su maternidad soltera...pues una vez más el hombre "se borraba" seguramente convencido de que "esa no era su responsabilidad sino la de la mujer".

Y Rosa seguía llorando y me preguntaba cómo iba a hacer para alimentar una sexta boca y vestir un sexto cuerpo si ni siquiera podía cubrir las necesidades de sus otros cinco hijos...porque los hombres seguían borrados y ella no tiene un mango, si apenas siembra verduras para sobrevivir. Seguía llorando y decía "no puedo escuchar una vez más que necesitan útiles, que quieren juguetes o salir a pasear y yo no se los puedo dar".

Por supuesto ni lo dudé. La acompañé a la casa ("centro abortivo clandestino) que una conocida suya le había recomendado. No quedaba otra alternativa más que acompañarla, pues era vulnerable no sólo porque se encontraba excesivamente angustiada y se trataba de un momento muy difícil, sino también porque ella es del campo...y es bien conocido que las "leyes de la selva citadina" pueden "comer a quien maneja códigos de campo.

En fin, la acompañé y en lo que por fuera se veía como una telefónica y mini kiosco terminó siendo el "centro clandestino de aborto". Pero, de ahí tuvimos que salir corriendo porque a la mina que nos atendió entró en pánico luego de que yo le preguntara cuáles eran "los mecanismos de seguridad que implementaban".

Fuimos en búsqueda de otra alternativa y así terminamos siendo atendidas por un ginecólogo que cubría mi obra social. Hice de cuenta que sacaba turno para mi y una vez adentro del consultorio mantuvimos una conversación con "Al Capone" más que con un médico (por supuesto que el precio que ponía el “doc” era bastante más elevado que el de la "telefónica"...pero no existía otra alternativa así que saqué la billetera).

Por suerte la historia terminó bastante bien y Rosa sigue luchando diariamente para alimentar y vestir a sus cinco hijos. Pero, sin compañía (y lo digo sin la mínima intención de exaltarme) otro podría haber sido el desenlace. Y esto no lo digo yo sino que lo dicen las 400 mujeres que mueren al año por abortos clandestinos en la Argentina.

Tincho dijo...

Buen aporte Lucia. Yo creo que si la mayoria de la gente tuviera conocimiento de casos como estos, el aborto seria legal, no habria iglesia, religion, cura, rabino o lo que sea que lo pudiera detener.
saludos