martes, mayo 27

"Debatir es una forma de ampliar los horizontes" Entrevista a Pablo Ferreyra


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Por Matías Cambiaggi

Entre los saludos de rigor y los chicos y chicas sub 25 que van y vienen con papeles, preguntas y noticias de último momento, la voz inconfundible de Bob Dylan, rebotando en los parlantes moribundos de algún viejo CPU se hace escuchar a pesar de todo, para dar testimonio de que estamos en territorio amigo.
Pablo Ferreyra, dueño de una voz particular y autónoma dentro del kirchnerismo, se hizo un espacio para charlar con Minga! y contarnos de que se trata esta nueva experiencia de ser legislador, con qué proyectos arranca y su visión sobre el país que se viene.

-¿Qué balance hacés de las elecciones del año pasado?

-En la capital nuestra elección se puede ver como una necesidad de oxigenar, incluso dentro del propio kirchnerismo un discurso que muchas veces cayó en la simplificación de decir “hagamos en la capital lo que se hace a nivel nacional” En este elección demostramos que las cuestiones reivindicativas de los porteños también son un tema importante a la hora del voto.


-Nuestra elección se puede interpretar como la búsqueda de ampliar la base de sustento del kirchnerismo hacia expresiones no kirchneristas, como la necesidad de un discurso más heterogéneo, la búsqueda de no caer en la simplificación de decir “hagamos en la capital lo que se hace a nivel nacional”, por ejemplo.
En este elección demostramos que las cuestiones reivindicativas de los porteños también son un tema importante a la hora del voto y pienso que también expresamos la necesidad de un debate al interior del campo popular.
Yo creo que el 4 y pico por ciento de las últimas elecciones es un número que por lo menos nos permite dar estos debates y lo veo como la punta del iceberg de un movimiento más amplio que los próximos dos años va a tener la posibilidad de recuperar la ciudad de manos del macrismo.


-¿Qué dice la hoja de ruta para llegar a la Ciudad?

-Lo más importante es recuperar una agenda local. Una agenda de disputa y territorial sin pensar que la política se cocina nada más que en la Legislatura

-¿Cómo te sentís con tu transición desde el PO a la colectora del Kirchnerismo?

- Hay casi diez años entre que me voy del PO y esta lista. Y son muy fuertes porque no solo es dejar un sector de la izquierda más dura, sino acercar posiciones con el kirchnerismo. Igualmente lo hice siempre desde una posición de izquierda. Armado de las herramientas que te deja el paso por el troskismo, como el marxismo por ejemplo.
Ahora, tengo bien en claro que los momentos más álgidos de estos años tuve la suerte de poder vivirlos apoyando al gobierno nacional. Que también es una escuela de formación-
Y después hubo momentos muy fuertes, como el asesinato de Mariano. Eso también generó una crisis en las ideas. Se vieron muchos de los límites que tiene el proyecto político kirchnerista, sin embargo, aún así me pareció que seguía haciendo falta dar el debate al interior de ese espacio político.
Para mí lo más fácil hubiera sido repudiar al gobierno en general y no solo con relación a la política sindical o la cuestión de los tercerizados. Pero me pareció que en estos diez años el gobierno dio muestras muchas veces a veces tardíamente, a veces vanguardistamente, que atiende reclamos que no están resueltos. Un ejemplo son los juicios de Lesa Humanidad, y otra, contradictoria, es como se manejó con respecto al sistema ferroviario o de transportes en general. Son dos ejemplos que ponen al gobierno a la vanguardia o simplemente con los mismos límites que otros gobiernos anteriores.
Entonces la crisis que genera en mí la muerte de Mariano pone en juego todas las ideas que tenía. Ahora, pasado ese momento inicial, cuando uno vuelve a pensar como generar realmente un cambio en los derechos laborales o en la violencia institucional, a pesar de todas las contradicciones que uno pueda tener el espacio político donde hay que dar estas discusiones es en el kirchnerismo.

-¿Cómo manejás esa autonomía?

-Creo que por ser familiar de Mariano tengo una libertad más amplia para plantear mis desacuerdos que otros sectores de este espacio y eso me permite escapar muchas veces de la polaridad de los dos bloques antagónicos.
Igualmente creo que ahora hay una apertura más grande del gobierno que hace dos años cuando sacó el 54 % de los votos, en donde era muy difícil que el gobierno o la propia militancia pudiera generar herramientas más críticas o de debate.
Yo creo que esa apertura se va construyendo por la necesidad del propio gobierno. Por una necesidad de oxigenación del propio gobierno, pero creo que es fundamental la legitimidad que me da mi historia y la coherencia para encarar la situación que me tocó vivir manifestando mis acuerdos y desacuerdos, planteándoselos incluso a Cristina.
Sin embargo a pesar de todas esas contradicciones el proyecto éste es el que más me representó durante estos diez años. Donde hay elementos que me permiten pensar que se puede transformar la sociedad. Ahora eso no significa que firme cheques en blanco.

-¿Hay fin de Ciclo para el Kirchnerismo?

-Yo pienso que el fin de ciclo es una expresión que en general lo expresa gente que no supo entender estos diez años. No supo interpretar al kirchnerismo como fenómeno político. Yo creo que el Kirchnerismno va a dejar una huella profunda en los jóvenes que se criaron en estos años y también en los que venimos de otras expresiones políticas pero que reconocemos que durante estos diez años los sectores populares recuperaron espacio y se reactivó la política.
Entonces el concepto de Fin de Ciclo cuando viene pensado desde sectores que no reconocen eso y que piensan que los Kirchner, Menem o Macri son todos más o menos lo mismo tiene un contenido muy con una connotación distinta y que supone que no va a dejar nada. Que no va a quedar ningún legado.
A menos de dos años de las elecciones presidenciales lo que hay abierto es un interrogante sobre la sucesión entre los sectores que buscan que el kirchernismo avance con una agenda por izquierda y quienes lo quieren llevar hacia la derecha.
Se abre ese interrogante de que va a ser el kirchenrnismo del futuro.
Pensar que hay un Fin de Ciclo es pensar que de la noche a la mañana se puede acabar con un proceso popular que ya lleva diez años.
Es un poco como los que pensaron en el 55 que destituyendo a Perón y prohibiendo que se escriba su nombre en las paredes el proceso que se abrió con él se iba a poder borrar de la historia y en vez de eso lo que se generó fue una radicalización del proceso político.

-Hay un final porque no hay candidato que exprese el kirchnerismo original

-Hay final de un gobierno, pero va a quedar una identidad y un legado en disputa. Ojalá que el final del kirchnerismo no sea Cristina y que ese legado se pueda expresar en una etapa con un carácter superior. Yo creo que el kirchnerismo dejó una huella profunda que se va a ver en los próximos años.

¿Ves una agenda propia de tu generación? ¿Cuáles serían los puntos principales?

Agenda pendiente hay mucha. Falta cambiar la matriz distributiva, la impositiva y es lo que se va a disputar en los años por venir.
Pero creo que sí hay una agenda de la juventud por ser escrita
Una de las tareas pendientes es interpretar al kirchnerismo, más allá de una mirada economicista. Hay nuevos protagonismos sociales, nuevos colectivos.
El kirchernismo vino a organizar la multiplicidad de sectores que venían surgiendo, movimientos piqueteros, fábricas recuperadas. Y a la vez fue muy rupturista en gestos simbólicos y gestos concretos como la política de DDHH.
Entonces hay un discurso que ordena y que por otro lado rompe.
Yo miro mi construcción propia como militante también. Yo en el 2001 quería abolir el Estado por ejemplo y ahora reivindico el accionar del Estado, busco que sea más grande y que se aceiten más sus herramientas para llegar a los sectores populares.
¿Qué pasó y por qué? Bueno, esa es la gran interrogante de este proceso. A mi me obsesiona tender un puente entre ese proceso del 2001 y el kirchnerismo y encuentro que hay bastante coherencia. Hay correspondencias.

-¿Cómo ves a La Cámpora?

En momentos de disputa del país yo siempre defendí la militancia kirchnerista. Sea Cámpora, Evita o el que fuera.
Yo creo que un joven kirchnerista también puede pensar y criticar la tercerización por ejemplo. Ser crítico no es un atributo de los partidos de izquierda.
Sí siento diferencias en cuanto a cómo encarar la política. Ellos tienen muy claro que acompañan la agenda que impulsa Cristina y de ahí no se mueven. Y tienden a tener una organización que funciona de arriba hacia abajo con debates sesgados por ejemplo.
Yo defiendo la autonomía para pensar la política y la capacidad de criticar lo que esté mal con libertad y de impulsar temas que tal vez al gobierno no le interesen.
Yo creo que debatir es una forma de ampliar los horizontes de este proceso y de la disputa que viene.

-¿Te vez participando en una interna abierta del FPV?

-Sí. Si hay sectores que tienen un programa de derecha y se los puede enfrentar hay que participar. Desde un colectivo amplio y hasta independiente habría que participar para disputar esa identidad.
Yo creo que de acá al 2015 habría que pensar en una estrategia así. Sin hablar de candidaturas. Yo me veo disputando el kirchnerismo, pero no el PJ.

-¿Cómo te sentís con el traje de legislador?

-Mirá después de muchos años de ver y escuchar tantos legisladores que hablaban de militancia y no salían nunca de su escritorio, creo que la gente que nos votó está esperando otra cosa. Pienso que lo más importante es recuperar la política desde abajo sin enamorarse de las sillas. Hay que ir al territorio, vincularnos con las comunas y los vecinos. Escuchar. Estar, como estuvimos junto a las empresas recuperadas defendiendo a los empleados del restaurante Alé Alé o con los trabajadores que viajan todos los días en subte para discutir con qué criterios se conceciona el servicio, o con los padres que todavía no saben a qué escuela van a llevar a sus hijos porque el gobierno de Macri los dejó sin cupos.
En mi opinión la Legislatura es solamente una caja de resonancia. Encerrarse es un error y yo siento una responsabilidad muy fuerte con la gente que me votó porque es un voto muy comprometido
Trabajo hay mucho, pero lo del traje todavía te lo debo.

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